Historias contadas, por personas del común, miles de mujeres, hombres, niños y niñas victimas, firmantes de la paz y comunidad en general protagonistas de otra realidad diferente a la que nos contaron.
Personas invisibles y sus relatos, vivencias que no siempre se recuerdan. Historia del bosque, expresiones que sanan y curan las cicatrices que deja de la Guerra en tiempos de PAZ.
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Una inmensa extensión de praderas adornadas de pequeños bosques y espejos de agua; abrían el horizonte tan puro como el cristal, toda el lugar estaba compuesto de aromas; al adentrarse se impregnaron de ese olor penetrante y voluptuoso; allí donde los bosques de niebla dan paso a los páramos; allá lejos, los grandes cerros semejaban gigantas columnas de roca puestas allí por una raza extinta; que sobre las altas cimas parecían sostener el cielo; y en ellos precipicios adornados con cascadas, en el fondo estaba ella; adornada por una escarchada blancura que reflejaba los rayos del sol; desde la cima hasta el extremo más alto; y en su inmensidad tenues vapores subían en medio de los tonos inmovilizados de la tarde era como si un gigante dormido se negara despertar por temor a dañar con su ira semejante beldad; largas filas silenciosas de guayacanes florecidos, esperaban el paso de una vieja divinidad; inmensas bandadas de Catarnicas cubrían de un azul turquesa; la copada de los árboles; un movimiento adornado de aves parecían el forraje de gigantes; al viento; plumas y flores amarillas caían como una lluvia encantada, bajo el frenesí de sus cantos, como obedeciendo al soplo de una visión oculta; y sobre el horizonte un tinte delicado pintaba los arreboles de tonos rosas y cobrizos, el cielo parecía detenido tan azul, Un arroyo apacible, en cuya orilla, bebían y pastaban rebaños de tapires; se mordían y jugaban; como jóvenes virtuosos que abrían sus cuerpos al paso de alguna procesión mágica; altos amarillos y árboles de aguamiel con grandiosas cepas;; clavaban en la profundidad de la tierra sus raíces; una sombra espectral; engrandecidas por el rayo de un sol otoñal; se colaban entre las ramas’; portales de luz eclipsaban la profundidad; chorros de luz revelaban criaturas microscópicas que brillaban entre el polvo.
Donde los bosques de niebla dan paso a los páramos: Un bosque antes de la Guerra
Un deseo inmenso de llorar me dominaba, me sentía ahogada, las sienes me latían, la fiebre recorría todo mi cuerpo un fuerte dolor abdominal me llevaba hasta el deliro cuatro días de mi cautiverio siguió con la aparición de la fiebre, mi piel se cubrio de pequeñas manchas rojas que se convierten en pápulas de 2-3 mm de diámetro duraron en uno o dos días no lose , luego las pápulas se convierten en vesículas. aparecieron primero en la boca luego en la faringe por último en mi cara. Mientras tanto en el cacerio la noticia del bombardeo llegada y renegaron por su suerte, pronto el malestar llego y la gente que no se escapó de la ira, los sobrevivientes juraron que no huirían fue así como se preparó un rescate para ella el cual daria cuenta de la perdida de todos los niños. los cuerpos de los heridos fueron rociados como la sabia del Berbén, las vejigas fueron cubiertas con sangre de drago los ancianos trataron con todo, pero sus métodos no contuvieron el mal.; todo se estaba hundido en la sombra, el arroyo, las chozas, los caminos circundantes, todo se desvaneció en la oscuridad gris. que dejan las bombas de Napalm al caer en un bosque en oriente del Tolima
La noticia del bombardeo: Niños invisibles
Esta historia trata de las verdades ocultas y las mentiras que no son secretos, hay rumores que son el resultado de una decepción, y hay mentiras que simplemente no son suficientes para cubrir el dolor de una verdad. Es posible que no se sepa dónde inicia, pero seguro esta amargura está ligada a las raíces y el musgo de las piedras, a los caminos que tiene su propia voz, a las tumbas en los patios de las casas abandonadas y a todas las cruces q se pierden de camino al cerro. También la verdad da miedo, sensación oscura que deja el paso de la sangre derramada de los que partieron, para todos los que sorprendió el odio da la guerra en medio de un amor inconcluso, del destino indolente. A todos los que no tuvieron opción sino morir lejos de los brazos de un ser amado y en el olvido hecho frio del desamparo. Quién dará razón si terminaron perdidos en la oscuridad de una fosa. O quizás tuvieron la fortuna de pasar por el portal incomprensible de la muerta a una vida más prolongada no lose, pero sueño con eso. hoy la mirada misteriosa de sus habitantes se vuelve un rumor, de los que dan vida a las malas intenciones, a los secretos perdidos en el cafetal, a los amores que son sospechas, al deleite de quien quiere hacer de ellos evidencia, y al testimonio que debes decir por temor a la condena de hacer lo contrario. Imperceptible entre la niebla y el frio intenso de la mañana un hombre agonizaba, sumergido en un estanque, su piel casi vegetal, parecía rasgarse por la humedad excesiva, a su espalda un tronco lo sostenía desde la profundidad, ensimismado, frio, calmo. Su rostro blanco apenas con vida y al final del tronco un letrero clavado sobre su cabeza. “Ha llegado su hora”.
Entre rumores y dudas del corazón: Historias invisibles de la guerra
En la mañana cuando la noche es más quieta, la luz de la luna marca la sombra gris de los bohíos: un aroma y un bruma se esparcía por los caminos: era el momento para sembrar la traición de una raza; Eran 80 hombre irrumpieron en la noche empezaron a romperlo todo, gritando y amenazando. La violencia fue ciega, sin selección en medio de la noche sacaron a los hombres para juntarlos en la plaza central. A otros los amarraron y los llevaron; Muchas mujeres alcanzaron a esconderse debajo de las enramadas en silencio; Se podían escuchar en la distancia los golpes secos de los garrotazos y los gemidos de los hombres que estaban siendo masacrados. Los hombres blancos aprovecharon para abusar de las mujeres: Muchos hombres armados de lanzas y espadas entraron a los bohíos, las niñas estaba paralizada les violaron; todos y las golpearon contra el suelo. ; Buscaban a un hombre; entraron donde un tradicional y le dijeron que si no les decía dónde estaba; la matarían. Muchas mujeres prefirieron salir de sus bohios tomaron las lanzas de sus hombres y se enfrentaron a sus asesinos; para asi proteger a los últimos hombres y de una forma desesperada lucharon para salvar a sus hijos. Esto genero un frenesí entre los invasores lucharon contra ellas y murieron vilmente, Las arrodillaron en fila y destruyeron sus rostros hasta desfigurar toda belleza así las vieron morir sus hijos, la voz de Juan de Borja les ordenaba a los sobrevivientes entrar a sus bohíos mientras 3 hombres con máscaras les prendían fuego, Todos los hombres que no alcanzaron a huir al monte fueron asesinados. Yo desperté cubierto de sangre y con un dolor inmenso; un aroma a cenizas, humedad y carne quemada cubría todo: había sobre vivido queriendo morirme, como pude me arrastre entre los cadáveres, todo giraba no lograba encontrar como pararme, Apenas los deje de escuchar, Sali a ver qué había pasado conté a 27 de mis hermanos destrozados a garrotazos; Encontré los cuerpos en charcos de sangre y allí medio mutilado pero con vida estaba mi hijo.
Una lagrima fria
La soledad sonora, se abría ante ellos; dos huérfanos, en una selva imponente, una vestía de 13 y otra de 5; hermosas niñas abandonas, sin apoyo, Qué extraña sensación se apoderó de mí; esta mañana al despertar! Cuando abrí los ojos creí encontrarme entre los brazos de mi padre; pero los objetos que me rodeaban tenían una luz incierta y penetrante, no podré olvidarte nunca! Mi mente se debatía entre dos mundos tenía la respiración agitada; poseída de tan tristes pensamientos que salté del lecho; busque con ansias locas pero no los halle; al entrar en razón, un torrente de luz encontró mi cuerpo confundido; allí estaba ella; me arroje sobre mi hermanita la abrace; hasta encontrar fortaleza, y antes de tanta tristeza, mis latidos tomaron vida; me absorbí en la contemplación deje llevar mi calma; solo respiraba apaciblemente Entonces lo cogí en mis brazos, sentí como se movía en ellos y se acurrucaba, como buscando adaptarse a mí. Acerqué mi mano a la suya y me cogió el dedo con fuerza, como si no quisiera soltarme nunca más y entonces lo supe. las lágrimas que caían por mi rostro no eran fruto del miedo o la duda, sino de la más absoluta felicidad, la muerte sigue siendo un hecho temporal y reversible; pueden haber “pensamientos mágicos”, tan solo yo sabía lo acontecido ; dónde están y cuándo volverán; era algo que no podría responder aun; todo paso de la perplejidad a la confusión; la atmósfera saturada de perfumes; el cielo cubierto de estrellas; la calma sin temor al frío de la noche, la joven se reclinó sobre la entrada de luz de su lecho; se puso a escuchar; al fondo el canto de monos aulladores acompañaban la soledad sonora de los kurrukos, grillos y un interminable coro de bestias se extendían ; la noche se abría ante ella; casi huérfana, niña , hermosa, sin apoyo, como había llegado tan lejos; Entonces repasó en sus recuerdos lo que había sucedido un aroma dentro del cubil le inspiraba seguridad; un recuerdo vago aumentaba; dueña de una gran promesa; su madre le habría encomendado un favor; habían caído en un sueño pausado y suspendido; tres días. Su madre quiso guardarlas del perseguidor, con yerbas de maramna preparo la sustancia; un gran sueño las cubrió; sabía que inadvertidas pasarían de los rastreadores ni lo kajirres con sus olfatos hallarían su ímpetu, con hojas y ramas cubrió todos sus rastro; entre sus manos apretó dos piedra verdes de brillante esplendor y con ruego y lágrimas entregó a sus dioses el fruto de su vientre; luego de toda sutiliza decido salir al encuentro de sus delatores para salvar sus vidas.
Amor de madre monte